Por falta de tiempo, de momento, no las comento pero edito una selección para que podáis verlas. Estas en particular son de Miguel Segura y mias. Aún me faltan muchas por recibir. Poco a poco señores.
Vista general de la mesa, con el P Cirilo, profesor Cano, P Samuel y P Juan Antonio a la derecha.
A la izquierda el "origen" de esta comida, Damborenea. Él se entero de dónde estaban los "curillas" y la idea de la visita. A su derecha Mariano Cebrian Olleros y Alfredo Alvarez Jardal. Los tres del 52.
Alcazar llegado desde Bruselas, Arana, Javier Gil-Casares y Carlos Navares.
Los cuatro anteriores desde otro ángulo.
Nuestro compañero Gonzalez Valdés, el P Alejandro y Fernando Cuesta Martín (de la generación del 52).
Gil-Casares, G Camarena y Febrel Simón que vino desde Gijón al evento.
G. Mendizabal, Segura y Rúa.
Los mayores, P Juan Antonio, P Samuel, profesor Cano y el P Cirilo.
Tres compañeros del 52. De izquierda a derecha Alfonso Bilbao Iglesias, Jose Antonio Damboronea Gonzalez "Dambo" y Mariano Cebrian Olleros.
Tres compañeros del 52. De izquierda a derecha Alfonso Bilbao Iglesias, Jose Antonio Damboronea Gonzalez "Dambo" y Mariano Cebrian Olleros.
Muchas gracias Navares
ResponderEliminarYo si que consigo ver las fotos en Picasa (seré un enchufado?) aunque me gusta verlas aqui, "de seguido".
Muchas gracias a los organizadores por haberme dado la oportunidad de testimoniar a nuestros viejos maestros parte del agradecimiento que considero les debo
Fue una jornada muy especial y entrañable y me considero muy afortunado por haber podido vivirla
Un abrazo a todos
Javier Alcazar
A mi el Picasa me sigue dando "página no encontrada" Tendremos que organizar un acto en la famosa Casa de la Cueva (¿la recordáis, en Pinares Llanos entre el Abantos y Peguerinos?) a base de chuletillas a la brasa y renovar el álbum a ver si sale.
ResponderEliminarUn abrazo
Dambo
Muy Sres. Míos:
ResponderEliminarHace unos días de manera casual cayó esta revista en mis manos. Me sorprende el tono que emplean, casi propio de la Teología de la Liberación y las ideas que allí expresan. No sé si serán sinceros, o simplemente se han adaptado de manera oportunista a las tendencias laicas del mundo actual. Hace 50 años ingresé como alumno en el colegio que su congregación tiene en la calle Martín de los Heros de Madrid. Salí en 1964. Mi experiencia con Vdes fue muy diferente.
Yo era un niño introvertido y -¿porqué no decirlo?- con problemas en mi relación con los demás. El primer año, en el primer curso que entonces llamaban Elemental, tuve la desgracia de ser buen estudiante y obtener buenas calificaciones. Digo desgracia, porque aquello supuso que me promocionaran dos cursos, con lo que me encontré con compañeros mayores que yo. Aquello fue un choque al que no pude adaptarme y cuyas consecuencias he pagado toda mi vida. Mi timidez bien pronto me hizo objeto de bromas, humillaciones, agresiones e insultos por parte de otros alumnos, lo que ahora llaman acoso escolar. Necesitaba ayuda psicológica, así como que padres y profesores hicieran algo para terminar con aquella situación. Me encontré abandonado. Nadie movió un dedo por mí. Mi rendimiento escolar bajó. Saltar dos cursos es mucho, con asignaturas más avanzadas y sobre todo continuamente a la defensiva. Asistir a clase era para mí una tortura. Para colmo mis hermanos fueron las víctimas inocentes de aquella situación. Yo era el primogénito y repetía en ellos los malos tratos y las humillaciones que sufría. De víctima pasé a verdugo y fue inmenso el daño moral que les produje. Me pregunto qué repercusión habrá tenido aquello en sus vidas.
Por otra parte, la pedagogía de aquella época era «la letra con sangre entra» y «quien bien te quiere te hará llorar». Los castigos físicos y humillaciones morales eran frecuentes. Bofetadas, tirones de orejas, poner a los castigados de rodillas con los brazos en cruz, etc. Recuerdo un castigo colectivo que consistía en hacer formar en fila a toda la clase, previo apartamiento de los que entonces llamaban «enchufados» y abofetearnos uno a uno. Había un padre especialmente sádico, el padre Pascual, que se paseaba por los pasillos y abofeteaba por puro placer a los castigados que eran obligados a permanecer de rodillas a las puertas de las aulas.
(2)
ResponderEliminarCuriosamente, la misma persona que te daba fervorosamente la comunión durante la misa obligatoria, te obsequiaba con otra “oblea” horas después en el aula. El trato delante de las familias era totalmente distinto. Cuando estaban tus padres delante, todo eran caricias y bondades. Incluso a esa edad y en mi inocencia ya podía percibir la hipocresía y doblez de esa conducta.
Las clases eran mañana y tarde, de lunes a sábados incluidos. Solo teníamos libre la tarde del jueves. Por si fuera poco, los domingos por la mañana teníamos que acudir a misa al mismo colegio, salvo permiso por escrito de nuestros padres. Nos instaban insistentemente a oír misa y recibir los sacramentos solo de padres de la congregación. No bastaba con ir a nuestra parroquia o confesarnos con el sacerdote de nuestra elección.
Las misas y rosarios eran diarios. Recibir los sacramentos era prácticamente obligatorio. Las interminables sesiones de culto, misas rosarios, sabatinas, besamanos y sobre todo el interminable mes de mayo, se convertían en algo insoportable. No era de extrañar que la mayoría de los estudiantes universitarios más radicales de aquella época procediesen de colegios religiosos, siendo mucho más moderados los que habían estudiado el Bachillerato en Institutos o centros privados laicos. ¡Ojalá me hubiera encontrado entre ellos!
Mentiría si dijera que yo amaba a Dios. Aquel Ser celoso y vengativo, que podía fulminarte con solo desearlo y condenarte a terribles sufrimientos por toda la eternidad, no podía inspirar amor, sino miedo. Entonces no lo podía reconocer, pues el solo hecho de pensar era pecado, pero para mí fue una verdadera liberación cuando a los 15 años comencé a distanciarme de aquellas creencias, de aquella liturgia absurda y repetitiva y sobre todo de aquellos miedos. A esa «religión de amor», a ese «Dios bondadoso y misericordioso» no los encontré por ninguna parte.
Una de las personas que me dejó un recuerdo más amargo fue el padre Alejandro Bayón. Tuve la desgracia de soportarlo desde primero hasta quinto curso de Bachillerato (año 1964), en que me expulsó del colegio. Era una de las personas más sádicas, más misóginas y más falsas que he conocido en mi vida. Según él las mujeres eran seres estúpidos y vacíos y si no fuera por los atributos físicos que Dios les había concedido, serían insoportables. Hubo algún alumno que abandonó el colegio a causa de sus persecuciones. Recuerdo que un día el padre de uno de ellos, oficial de aviación, acudió de uniforme a increparle, cuando estábamos todos formados en el patio para entrar a clase. Calló cobardemente y aguantó la humillación pública delante de todos sus alumnos. Pálido como la cera, ni siquiera osó replicar o balbucear alguna justificación.
A mí me tenía singular manía. Le decía a mi madre que yo tenía madera de santo o de criminal, que todo dependería de las circunstancias. Entonces no lo comprendía. Yo era enormemente tímido y no me atrevía a enfrentarme ni a levantar la voz a nadie. ¿Porqué me acusaba de aquella rebeldía? De existir, en todo caso era totalmente pasiva. Luego con los años empecé a atar cabos. Ingenuamente engañado por aquellas historias del sacramento de la confesión que nos inculcaban, así como de la reserva absoluta a la que estaban obligados los sacerdotes, entre mis pecados le confesaba regularmente que tenía manía a los religiosos, que hablaba mal de ellos y que no me sentía a gusto en el colegio. Aparentemente me daba la absolución, pero lo tenía muy en cuenta.
(3)
ResponderEliminarEn 1964 fui suspendido en los exámenes de junio y no pude presentarme a la Reválida de Cuarto curso. En septiembre me presenté a ambos exámenes y aprobé. Poco antes de las vacaciones de junio me desahogué escribiendo con un lápiz en la puerta de madera de un retrete ciertos comentarios, que hoy parecerían ridículos, pero que entonces les debieron parecer terribles («me habéis suspendido, cabrones», «curas estúpidos», etc.). Meses después, a finales de octubre y cuando ya me encontraba en quinto curso de letras, debió de leer aquellos comentarios y reconoció mi letra. Me llamó y hablándome en tono muy suave y como si quisiera quitarle importancia y no fuera a tener consecuencias, me preguntó si yo era el autor de aquellos grafittis. Ingenuamente y creyendo en lo que nos decían de que la sinceridad era siempre tenida en cuenta y que podía ser un atenuante, cuando no eximente, respondí afirmativamente. Trágico error y amarga lección. Aquella misma mañana fui expulsado del colegio.
Pasadas tres horas fui llamado a un despacho y allí encontré a mi madre en compañía de aquel Padre Alejandro, llorando desconsoladamente y comunicándome que había sido expulsado. Tantas cosas le debió decir aquel miserable que mi padre acudió horas después al centro a pedirle cuentas y no tuvo el valor de salir. Años después me enteré que al día siguiente reunió a toda la clase y les comunicó mi expulsión, con comentarios tan duros que ninguno de los que me lo contaron se atrevió a reproducir.
Aquello no lo supe asimilar y terminó por radicalizarme. Dos años después mi padre sufrió un gravísimo accidente de circulación que le dejó sin trabajo, arruinado e inválido de por vida. Mi madre tuvo que hacerse con el control de la familia y tirar del carro para sacar adelante a su marido y a sus cinco hijos. Ya adolescente, traumatizado y falto de la autoridad paterna, entré en una deriva que arruinó mi vida cuando en ingresé en la Universidad Complutense de Madrid en el curso 1967-1968. Por mi afición a los idiomas, un año antes había empezado a escuchar emisiones de radio extranjeras, la mayoría de ellas procedentes de países comunistas, así como Radio España Independiente. Con independencia de la innegable maldad de la dictadura que entonces sufría este país, aquello terminó por envenenar mi espíritu y hacerme simpatizar con aquella nefasta ideología.
(4)
ResponderEliminarEl ambiente de represión y de radicalización que entonces se respiraba en la Universidad, me hizo juntarme con otros estudiantes tan jóvenes e inmaduros como yo y emprender una serie de atentados como protesta por el cierre por dos meses de todas las Facultades y el expediente colectivo de todos los alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas. Afortunadamente no hubo ninguna víctima. En diciembre de 1968 fui detenido por la Brigada Político Social con 17 años de edad y condenado mes y medio después por un Tribunal Militar en Consejo de Guerra Sumarísimo a la pena de 15 años de prisión. Durante la instrucción del sumario, el fiscal militar barajó la posibilidad de pedir la pena de muerte a algunos de nosotros. No volví a recuperar la libertad hasta siete años y medio después (salí en libertad condicional), en mayo de 1976, ya con 25 años de edad.
No contento con las penas impuestas, el Tribunal Militar mandó nuestro sumario al Juzgado de Peligrosidad Social (antes llamado de Vagos y Maleantes), que me condenó a un periodo de internamiento de 6 meses a 3 años después de cumplir la pena principal. Mi abogado recurrió ante la Audiencia Provincial y esta última derogó la última condena debido a la naturaleza política de los hechos y a la magnitud de la pena impuesta en el Consejo de Guerra.
Durante la instrucción de este último expediente, el juez de Peligrosidad Social ordenó a la policía hacer un informe social y familiar de todos nosotros. Fueron a hablar con vecinos y con los directores de los colegios e Institutos donde había estudiado. Todos hablaron bien de mí, incluso en centros donde casi no me conocían, así como los vecinos, algunos de cuales no tenían buenas relaciones con mi familia. Ya conocían la pena que me había sido impuesta, que ya era irreversible, e incluso no aprobarían los hechos por los que fui condenado. No obstante no quisieron hacer leña del árbol caído, todos menos el tantas veces citado padre Alejandro Bayón.
(5)
ResponderEliminarLa última persona con la que habló el policía encargado de la investigación fue con mi padre:
- Todos me han dado referencias inmejorables de su hijo. Todos menos un cura del Colegio de los Sagrados Corazones, donde estudió, que me ha dicho cosas terribles.
- Ya se podrá usted imaginar que ese «curilla» es un hijo de la gran puta, comentó mi padre.
- Esa impresión me dio, respondió el policía.
De no haber muerto Franco y de no haber sido aceptado el recurso, los siete años y medio de prisión efectiva se hubieran convertido en diez. Aún me cuesta explicarme el ensañamiento de aquel indigno sacerdote, que tiempo después ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras, donde según me contaron, se las daba de progresista.
Superado aquel trauma, reconstruí mi vida como pude. Gracias a la amnistía pude presentarme y ganar una oposición en un Ayuntamiento de la Comunidad de Madrid, en el que trabajo desde hace 27 años. El transcurso del tiempo me ha hecho reconsiderar muchas cosas, volverme más conservador y lamentar muchas de las ideas y actos de aquel adolescente inmaduro y desnortado que fui. Pero nunca he vuelto a pisar una iglesia, salvo en bodas y bautizos ajenos. Hace veinte años contraje matrimonio civil. No puedo creer en los dogmas católicos y el ejemplo que recibí en mi juventud de quienes estaban obligados a ello, no fue el más adecuado.
(6)
ResponderEliminarEn cierta ocasión mis padres comentaron estos hechos al párroco de la iglesia de los Sagrados Corazones del Paseo de la Habana. Quedó horrorizado. Días después terminada la misa se acercó a mi padre y le dijo:
- He pensado mucho en lo que usted me ha contado, que lamento profundamente, y solo puedo decirles una cosa: aunque cueste, hay que saber perdonar.
Espero que aquel hombre hablara con sinceridad y que aquellas palabras no fueran de compromiso. En todo caso, les doy testimonio de mi amarga experiencia, en la esperanza de que las cosas hayan cambiado algo en estas últimas décadas, de que no todos tengan la misma catadura moral que aquel padre Alejandro, y que hechos como el mío jamás vuelvan a repetirse.
Le saluda atentamente.
(7)
ResponderEliminarEsta carta la envié en agosto de 2008 al director de la revista de los Sagrados Corazones con sede en el Paseo de la Habana en Madrid. Me respondió con unas líneas de compromiso.
También la envié a la sede de la Orden en Roma. No hubo respuesta, o más bien sí la hubo en forma de spam en lengua italiana que fue llegando a mi Bandeja de Entrada durante los dos años siguientes, prueba evidente de que había sido leída.
Aunque han pasado cuarenta y ocho años de mi salida de aquel centro (en la actualidad cuento con sesenta y uno), si el citado padre lee nuevamente este escrito (se lo harían llegar en su momento), sabrá quien soy. En sus sermones le gustaba hablar de los sepulcros blanqueados del Evangelio. Él es uno de ellos. El único favor que me hizo fue apartarme con su mal ejemplo del Catolicismo. Librarme de esas ataduras ha sido para mi la verdadera liberación.
Otros han optado por un camino diferente. Recuerdo un enfermo hospitalizado que le decía a una monja:
«Madre. Ha conseguido usted lo que no han logrado sacerdotes, catequistas y teólogos, que crea en el Infierno. Es imposible que una persona tan malvada como usted se vaya de rositas al otro mundo».
Yo no creo en la otra vida ni en las penas eternas. Ni siquiera para ese individuo que destrozó mi vida.
Supongo que de una u otra forma haréis desaparecer estos comentarios.
Triste historia. Sólo un apunte, dos recomendaciones y algo más.
ResponderEliminarDebe haber un error en los recuerdos, nadie saltaba de elemental a ingreso por buenas notas.
Este foro es para los del 56.
Los que escribimos solemos firmar con nombre, los anónimos son feos.
Ya ves, nadie ha hecho desaparecer estos comentarios, aunque lo merecían.
Luis Palomares
Los anónimos son naturales, lo importante es la historia no los nombres. Por eso yo también respondo "anónimo"; no importa quién sea, lo que importa es que suscribo totalmente la valoración del compañero anterior. Tengo muy pocos recuerdos del cole, la verdad, más que nada porque mi inconsciente me protege y ha borrado una triste historia de aislamiento - también - y de vacuidad moral e intelectual, que es lo que para mí supuso aquella larga experiencia.
EliminarMe asombra este foro que he descubierto hoy por casualidad. Hay gente para todo.
Si soy completamente sincero, la promoción del 54, del 56 o la del mismísimo 69 me tienen completamente sin cuidado. Vuestra reacción era totalmente previsible y me hubiera sentido decepcionado si hubierais actuado de otra manera. Cuando, dentro de tres años y medio, salga del mundo laboral, me tendrá sin cuidado firmar con mi nombre y apellidos e incluso adjuntar imagen de mi D.N.I. En la espera de que llegue ese feliz día no me apetece de que mis datos personales figuren en todos los buscadores. Pero eso es lo de menos. El aludido Padre Alejandro me reconocerá sin dificultad.
ResponderEliminarCasualmente navegaba por Internet hace varios días, me topé con vuestra web y su fotografía. Al verla, no pude evitar la tentación de mandarle un saludo a través de vosotros. No espero ningún acuse de recibo. Por mucho que quiera aparentar y ser considerado un anciano venerable por una pequeña parte de sus antiguos alumnos, él sabe la verdad. Y sus compañeros de Orden también. A diferencia de vosotros –otra cosa me hubiera sorprendido- dieron total crédito a mis padres y se sintieron horrorizados por lo que oían.
Y respecto al paso de Elemental a Ingreso es muy sencillo. El primer curso tuve muy buenas calificaciones y cumplía 9 años a finales de diciembre. Mi tutor de aquel entonces, el padre David, estimó erróneamente que podría dar ese salto sin tener en cuenta otros factores. Fue buena su intención, pero desgraciadamente se equivocó.
Adiós y que os vaya bonito, como dirían los mexicanos.
Querido amigo, si te traemos completamente sin cuidado, no utilices este medio que con tanto cariño y cuidado ha creado Alavaro Navares para otros fines.
ResponderEliminarNo hay "vuestra reacción" hay la mía firmada con nombre y apellido, y yo también estoy en el mundo laboral.
Lo del paso de elemental a ingreso me sigue sonando raro, si cumplias 9 años al entrar hubieras empezado en medio.
Adios.
Querido Luis, suscribo tus comentarios a nuestro anónimo compañero,no se explica muy bien cuando habla sobre "nuestra reacción",lo que deja muy claro es su rencor y falta de respeto hacia un grupo de compañeros que sin ninguna traba,ni censura,le han dejado publicar, a traves de un medio del que nos sentimos muy orgullosos,sus fantasmas y pesadillas todavía sin digerir.
ResponderEliminarCon respecto al" trato venerable " que comenta,solamente recordarle que es el trato de respeto que se merece cualquier persona humana,y a más que dirián nuestros compañeros de Cataluña,todas aquellas,y en las fotos están unos cuantos ejemplos,que buenas o malas en nuestro recuerdo, nos dedicarón muchas horas para nuestra formación.
Un fuerte abrazo Wences
Buenos días. Soy Navares, autor y administrador de este blog. Leo Anónimo con tristeza tu experiencia en el colegio, pero como bien dice Palomares hay ciertos errores que con el tiempo tu mismo te has convencido de ser ciertos. Con 9 años el curso que te correspondía ,aunque fueras de diciembre, era Ingreso como así fue. Otro error es publicar tu comentario en este blog al que menosprecias e insultas desde el anonimato. Como habrás visto, he dejado pasar el tiempo para ver si alguien conoce tu historia y la corrobora. Lamentablemente y muy en contra de mi forma de ser y pensar, si en un plazo no muy largo de tiempo no te identificas, procederé a eliminar tus comentarios en este blog.
ResponderEliminarHola Compañeros !!
ResponderEliminarEste muchacho como que fue a otro Colegio o quizas no haya ido a ningun Colegio o ha visto muchas peliculas de Almodovar !!
Sorry, Father. I don't like Almodovar movies.
ResponderEliminarLo siento. La orla del curso 1958/1959 está incompleta. Corresponde al curso de Elemental A. El Prefecto en ese año fue el Padre David.
http://i774.photobucket.com/albums/yy30/amarcelo999/19-10-20121.jpg?t=1350685970
http://i774.photobucket.com/albums/yy30/amarcelo999/19-10-20122.jpg?t=1350685970
http://i774.photobucket.com/albums/yy30/amarcelo999/19-10-20125.jpg?t=1350685970
Hola amarcelo999, gracias por las fotos y la aclaracion. Entonces tu eres del 51?. Puedes ver una orla de 1961 de Elemental A en la entrada del mes de Julio de este año. A lo mejor estas en ella. Ya me contaras. Navares
EliminarBuenos días a todos me ha llenado de alegría encontrar este blog de antiguos alumnos. Yo soy de la generación del 58 y me gustaría saber si alguien tiene alguna foto de la clase de A, Entré en ingreso en el curso 67-68 y permanecí en el colegio hasta COU
ResponderEliminarCaballero Fernández
Hola Caballero lamentablemente la mayoria de las fotos y comentarios somos del 56. De todas formas deja un correo y si entra alguien del 58 te lo mando .
EliminarUn abrazo
Navares
Queridos compañeros:
ResponderEliminarYo soy de la promoción del 50, y he leído, aunque tarde y con verdadera tristeza, el comentario hecho en 2012 por un compañero anónimo. Su, llamémosle, "curriculum vitae" escolar, es muy, muy similar al mío, pero el resultado es totalmente diferente.
Yo fui un magnífico estudiante en elemental, medio, e ingreso; bajé mi rendimiento espectacularmente en primero, de tal manera que en 1964 se me "invitó" a que cursara 4º fuera del "cole". Así lo hice, volviendo al mismo en 1965 y siendo expulsado, ahora sí, "expulsado" en 1966. Me dio por la música (vicio que sigo manteniendo), y coqueteé enormemente con el alcohol (gracias a Dios nunca llegué a caer en el alcoholismo). Sin embargo, y he aquí porque escribo estas líneas, yo no me aparté ni un segundo de la fe en Dios, nunca identifiqué a ese Ser con personas o ritos, para mi ha sido siempre un "Amigo" con el que hablo todos los días. Busqué en donde debía buscar: en el perdón y la comprensión. Yo, al igual que tu, no soy practicante de ninguna religión, pero respeto todas, y no las atribuyo los defectos que, como seres humanos, tienen sus representantes.Creo amigo anónimo (estas líneas van dirigidas a ti, por si te pueden ayudar) que buscas en un sitio inadecuado, si lo intentas en la para mí mas trascendental frase evangélica, "pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá"... aceptando de antemano el resultado de la petición, sea o no el que tu esperabas, al entender que eso será siempre lo mejor para ti aunque tu no aciertes a comprenderlo de momento, puesto que es la voluntad de Dios. En ese momento se te abrirá un mundo nuevo.
Todo esto te lo dice alguien que, te lo aseguro, no tiene nada de "meapilas", pero que ha pasado por casi idénticas experiencias colegiales que tu. No puedes, ni debes, cargar exclusivamente sobre el P. Alejandro (que tampoco es santo de mi devoción) todos los errores de tu vida, pues esos surgen de un conjunto de circunstancias, de la edad, y de la inexperiencia.
Espero que esto te guie, y pido disculpas a los del foro por mi intromisión. He dudado mucho hacerlo, pero me he sentido en la obligación dada la similitud entre "Anónimo" y yo.
UN abrazo a todos, ALFONSO PRESA DE LA CUESTA
Te citaré el Evangelio:
ResponderEliminarMateo 5:23, 24, “Por tanto, si has traído tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y ofrece tu ofrenda”.
Yo soy el anónimo que a quien se refiere Alfonso Presa. Mi verdadero nombre es Angel Ayala Egea.
Padre Alejandro, si aún vives te recuerdo esta cita evangélica. Dada tu edad no te falta mucho para rendir cuentas de tus actos. Y si hay un Dios creador de este mundo que hace justicia tras la muerte, pronto tendrás que rendir cuentas ante él. Me hubiera dado por satisfecho si hubieras pedido perdón por el daño que hiciste. Ni siquiera te has defendido de mis imputaciones. Has optado por el silencio, un silencio que te acusa. No he sido ni un santo ni un criminal como tú decías a mi madre. He cometido muchos errores y no me siento especialmente orgulloso de aquel período de mi vida. Pero conseguí rehacerla, fundar una familia y llevarla con la mayor dignidad posible. Era un adolescente desnortado, pero tú eras una adulto y supuestamente un ministro de Dios, de ese Dios al que no podrás engañar.
Ya he dicho todo lo que tenía que decir y no volveré a importunar al propietario de este blog y a sus seguidores con mis comentarios. A todos pido disculpas por las molestias causadas.
Un saludo.
Si en su momento no di mi nombre fue porque estaba laboralmente en activo y no me apetecía que apareciera más mi nombre en los buscadores de Internet, que bastante aparece ya.
ResponderEliminarAhora, a pocos meses de mi retiro, me da exactamente lo mismo. La jubilación es un poco como la muerte, a todos nos iguala.
Hola Perdonar que me cuele en vuestra página, mi unica intención es intentar localizar a Jose Maria (¿?) Gil-Casares Armada , que creo compartió conmigo algunos cursos. Soy Alberto Cabestrero ( Preu 1965) mi correo es a.cabestrero@cgac.es No creo que vuelva a conectarme por lo que reugo al administrador ccntacte conmigo.
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